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Hip Hop Ragga Fest: la juntanza por la paz

Por Tibanica Prensa – Redacción Cultura

imagen tomada de @withoutborderscorp

El parque de bolsillo del barrio La Esperanza, en Bosa, fue el escenario de la undécima versión del Hip Hop Ragga Fest, un encuentro que volvió a reunir a la comunidad alrededor del arte, la música y la paz. Este festival, dirigido por Maicol Franco, nació en 2013 como una respuesta a las necesidades sociales y culturales del territorio, tras un incendio que afectó a varias familias del sector. Desde entonces, se convirtió en un símbolo de resistencia y organización comunitaria.

Hip Hop Ragga Fest nace de la necesidad de integrar territorios a través del arte y la cultura, y de responder a las acciones sociales que demandaba el barrio”, recuerda Franco, quien también es fundador de la organización Urban Ideas, colectivo que dio sus primeros pasos precisamente con este evento.

El festival ha recorrido distintas localidades de Bogotá —entre ellas Suba, Kennedy, Ciudad Bolívar y Media Torta—, consolidándose como una de las plataformas culturales más sólidas del movimiento urbano en la capital. Gracias a becas, estímulos y recursos gestionados ante el Estado, ha logrado mantenerse en el tiempo sin perder su esencia comunitaria.

Cartel del evento

“Queríamos hacerlo en La Esperanza porque allí nacimos y porque creemos en la descentralización de la cultura. No se trata solo de llevar un evento, sino de generar un espacio de encuentro con las familias, los jóvenes y los artistas del barrio”, explica Franco.

En esta edición, cuyo lema fue “La juntanza por la paz”, participaron artistas locales y consolidados de la escena del hip hop, el reggae y el dancehall, quienes compartieron escenario y experiencias con nuevas generaciones que buscan abrirse camino en la música. “Fue muy gratificante ver artistas que han pisado grandes tarimas volver al barrio, recordando de dónde vienen. Eso le da sentido a todo”, agrega el director.

El Hip Hop Ragga Fest no solo celebra la música: articula procesos sociales, barriales y juveniles que fortalecen las luchas culturales y comunitarias de Bosa. Desde sus inicios, el festival ha promovido el arte como una herramienta de transformación y construcción de paz. “Queremos eliminar la estigmatización y mostrar que este arte es una oportunidad para ocupar el tiempo libre y para vivir dignamente del talento. No hay que renunciar a los sueños”, afirma Franco.

Con apoyo del Ministerio de Cultura, presupuestos participativos y alianzas con empresas privadas e incluso festivales internacionales, el Ragga Fest se proyecta hacia nuevas redes de intercambio artístico. “Vamos a seguir hasta que el cuerpo aguante”, dice Maicol con una sonrisa, anunciando que las próximas ediciones seguirán rotando por diferentes sectores de la localidad.

El mensaje es claro: desde Bosa, el hip hop y el reggae siguen siendo lenguajes de esperanza, unión y resistencia.

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