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Sacro de Virensayala: una cosmética que respeta la vida humana y no humana

Por: Elkin Calvo*

En medio del encierro de la pandemia, cuando el tiempo se detuvo para muchos, en una casa del sur de Bogotá nació una idea que hoy florece como uno de los emprendimientos más prometedores del país en cosmética vegana. Se trata de Sacro de Virensayala, una marca creada por Melisa, quien decidió transformar el aislamiento en una oportunidad para crear un proyecto que no solo embellece, sino que también respeta la vida humana y no humana.

Todo comenzó en la cocina de su casa, con recetas caseras, curiosidad y un firme deseo de cambiar las prácticas tradicionales de la industria cosmética. “Con la variedad de plantas que tenemos hoy día, no necesitamos de derivados de animales para la producción. No es justo que en pleno siglo XXI se siga experimentando con ellos”, dice Melisa en conversación con Tibanica Prensa Independiente.

Su propuesta va mucho más allá del cuidado personal. Sacro de Virensayala es, en esencia, una apuesta ética y ambiental: un laboratorio de resistencia frente a los químicos derivados del petróleo que, como señala Melisa, “afectan no solo el medio ambiente, sino también la vida humana”. Con conocimiento autogestionado y una profunda conciencia sobre el impacto de los productos industriales, empezó a desarrollar fórmulas naturales a base de plantas, aceites esenciales y materias primas biodegradables.

Lo que en un principio fue un experimento doméstico, hoy se ha convertido en una marca con más de quince productos, entre cremas, champús, aceites y bálsamos, todos elaborados con ingredientes de origen vegetal. Su compromiso con el medio ambiente y la salud la ha llevado a participar en ferias y eventos en el centro de la ciudad, donde ha recibido el reconocimiento del público y de instituciones. Uno de sus mayores logros ha sido ser beneficiaria del Fondo Emprender del SENA, lo que le permitió fortalecer su producción y ampliar su capacidad de distribución.

Melisa recuerda que su proceso fue completamente autodidacta: “Le doy gracias a la pandemia, porque me obligó a quedarme en casa. Con el aburrimiento de necesitar crear, empecé a ver tutoriales en YouTube y a aprender por mi cuenta. Así nació Sacro de Virensayala”.

Su historia es también un ejemplo de resiliencia y de conexión con la naturaleza, en un contexto donde muchas personas buscaron refugio en lo esencial. Melisa encontró en las plantas una respuesta a la necesidad de sanar —no solo el cuerpo, sino también el entorno—. Su casa se transformó en un pequeño laboratorio donde experimenta con mezclas naturales y aromas que evocan equilibrio, conciencia y respeto por la vida.

“Invito a las personas a que no consuman derivados del petróleo. A largo plazo, esos productos que se usan de forma masiva terminan afectando la salud: provocan cáncer y enfermedades en la piel que no tienen retroceso”, advierte. Su voz resuena como la de muchas mujeres que, desde la cotidianidad, han hecho de la sostenibilidad una forma de resistencia y de vida.

Hoy, Sacro de Virensayala no solo representa una marca de cosmética vegana, sino también una filosofía de vida que propone otro modo de habitar el mundo: más consciente, más ético y más en armonía con lo que nos rodea. Desde su pequeño taller en Bogotá, Melisa continúa creando, aprendiendo y soñando con que su proyecto siga creciendo sin perder su esencia: cuidar la piel, cuidar el planeta y cuidar todas las formas de vida.

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*Comunicador social con énfasis en educación, magíster en comunicación–educación con énfasis en cultura política e investigador doctoral en estudios sociales, en la línea de subjetividades, diferencias y narrativas con énfasis en cuerpos, tecnociencias y digitalización de la Vida. Profesor universitario y autor del libro YouTube como ecosistema comunicativo.

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