Pero más allá del ambiente festivo, en las calles de Madrid se respiró también una profunda preocupación. La creciente fuerza política de sectores antiderechos —tanto en América Latina como en Europa y Estados Unidos— ha puesto en alerta a comunidades diversas que saben, por experiencia, que nada está ganado para siempre. La avanzada de discursos reaccionarios, que se disfrazan de promesas de orden, seguridad o defensa de lo “tradicional”, encuentra eco en poblaciones temerosas frente a fenómenos como la migración, la crisis económica o la inseguridad. Así, figuras como Donald Trump en EE.UU., Javier Milei en Argentina, o partidos de ultraderecha en Europa, resurgen con propuestas que niegan y atacan los derechos conquistados por los sectores históricamente excluidos.
En ese contexto, la presencia colombiana en el Orgullo de Madrid no fue solo un acto simbólico, sino una afirmación política: no se trata únicamente de celebrar lo que se ha logrado, sino de defenderlo frente a las amenazas que avanzan en todo el mundo. En el video que produjimos desde el lugar de los hechos, queda claro que la lucha por la igualdad no tiene fronteras y que la diáspora también es parte activa de esa resistencia global.
Desde el consulado también se desarrollaron actividades con la diáspora colombiana: vea el video
Porque cuando los derechos están en riesgo, no basta con marchar: hay que seguir denunciando, creando comunidad, y sosteniendo con fuerza el mensaje de que ninguna identidad, cuerpo o historia debe ser relegada al margen. Desde Madrid, la comunidad latina envió un mensaje claro: ni silencios, ni retrocesos. Esta lucha es por la vida digna de todos, todas y todes.